Corre, ratoncito,
corre, por favor,
que el gato te espía
detrás del sillón.
Huye, corre, vuela,
¡por la sala, no!
que la gata negra
te acecha, feroz.
Corre ligerito
por el corredor
y en tu vieja cueva
busca protección.
Vuela como el viento
por el corredor,
burlando a los gatos
con ojo avisor.
En la vieja cueva
el lindo ratón
les cuenta a sus hijos...
¡cómo se escapó!
Juan Bautista
Grosso