Salió del
mar y se encontró en la nube.
Después, la nube, se alejó en el viento.
Y por fin, al llover, la gota de agua
se encontró en la raíz de un duraznero.
Otras gotas quedaron en las ramas,
y al verse tan brillantes y arriba, se rieron
de la pobre gotita que en la tierra,
tan abajo y oscura se había muerto.
Pero cuando en el árbol no quedaba
de las gotas brillantes ni el recuerdo,
la gota muerta no era muerta. Era
jugo en el jugo de un durazno nuevo.
José
Sebastián Tallon
De
Las torres de Nuremberg
José Sebastián Tallon
Libros del Malabarista
Ediciones Colihue
Buenos Aires -1993
(Esta poesía forma parte de La cápsula de fusil y otros cuentos y
canciones)